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Viajeros contra turistas: ¿Con cuál me identifico?

Cuando viajé a Canadá por primera vez estaba emocionado por poseer una Working Holiday Visa que me daba el derecho de viajar y trabajar durante un año en ese país. Como suelo hacer en cada viaje que hago, un libro me acompañaría durante mi travesía. En el avión de la Ciudad de México a Toronto (¿cuándo habrá vuelos a otros países, además de Estados Unidos, saliendo desde Guadalajara?) leía La Playa de Alex Garland; quizá muchos vieron la película pero la novela, como es de esperar con el cliché que diré, es mucho, mucho mejor. He considerado a esa novela como una biblia del viajero. Leyéndola comprendí la gran diferencia entre ser un turista y ser un viajero. El turista busca el confort y la relajación, el viajero busca el conocimiento y nuevas experiencias.

La idea de este blog es alimentar al viajero con mis experiencias y anécdotas low cost (de bajo presupuesto) que he tenido y tendré. No busco ser una agencia de viajes sino sólo un compañero virtual de viaje con el cual puedan explorar el mundo a través de lo que conozco, que quizá no sea mucho, pero sí lo suficiente como para rememorar con gozo mis aventuras y desventuras (aún no puedo definir si el haber platicado con un ex-terrorista albanokosovar convertido en policía cuenta como una o como la otra pero he ahí el placer de viajar: el conocimiento) y quizá con esto ayude a otros viajeros a emprender grandes viajes. En este blog hablo (y escribo) sobre mis experiencias pasadas y presentes y el cómo he podido sobrevivir al postmodernismo sin mucho presupuesto.

Viajar no debería ser cuestión de descansar o de estresarse, viajar debería de ser considerado como un arte que alimenta el espíritu y la mente, como un arte sistemático que… Bueno, esto no es blog de Filosofía, pero sí de mucha, mucha historia pues el conocer hasta el pueblo más cercano de tu municipio implica el conocer toda una historia detrás de cada muro. Los viajeros con menos recursos económicos como yo, los viajabundos, tenemos que pensar diferente (pensar fuera de la caja como dicen en el gabacho) y adaptarnos a nuestras necesidades, gustos y presupuestos para hacer nuestros viajes de los sueños (otro cliché, lo sé, pero lo onírico es lo mío) sin que terminemos siendo un aburrido turista que (se) toma fotos para presumir un viaje que no fue viaje sino onanismo puro. Pues eso, ¡bienvenidos a Viajabundear y los saludo hoy desde Japón, ayer desde Serbia y mañana desde Nueva Zelanda!