Diferencias entre Corea del Sur y Japón

Corea del Sur y Japón son, por mucho, los países más industrializados y modernos de Asia, ambos fascinantes en su propia idiosincrasia, tan cercanos pero muy distantes (y distintos) a la vez; países separados culturalmente por la Segunda Guerra Mundial y que apenas poco a poco vuelven a tener relaciones sociales y culturales normalizadas. Tuve la oportunidad de visitar estos dos países en el último año y he hecho una pequeña lista con las diferencias que encontré en ambos países. Al ser una lista basada en mis vivencias, no pretendo entonces dar a conocer absolutamente todas las diferencias que pueda haber entre ambos países pero sí al menos algunas de las más divertidas.

Los coches japoneses son mucho más pequeños y curiosos y los coreanos más occidentalizados, o sea grandes, y fastuosos. Las placas de Japón están más americanizadas y las de Corea son largas al estilo europeo, también esta dicotomía Japón (América), Corea del Sur (Europa) se encuentra en los enchufes, sin embargo en Japón se conduce del lado derecho (como en Inglaterra, me refiero al volante, no a la calle, en este caso sería a la izquierda) mientras que Corea lo hace del lado izquierdo (como en el resto del mundo). Se podría decir que Corea del Sur está más europeízado mientras que Japón es una mezcla de identidad propia aunada a la influencia americana debido a la invasión estadounidense de Japón durante el final de la Segunda Guerra Mundial y una gran parte de la Guerra Fría, también de allí que el béisbol sea el deporte favorito de los japoneses mientras que el fútbol lo sea de los coreanos. 

Los hombres japoneses son mucho más elegantes que sus contrapartes coreanos. Las mujeres, por otro lado, en Japón visten más conservadoramente que las coreanas que tienen una fantástica moda sesentera y un look en sus cortes de cabello que encuentro fascinante. Aunque en ciertos distritos de Tokio, como en Akihabara, las adolescentes niponas no son en lo absoluto conservadoras; dicho sea de paso, Corea del Sur es la meca mundial de la cirugía plástica.

No hay comparación entre la amabilidad de los japoneses y lo «maleducados» de los coreanos en cuestión de movilidad, mientras que un japonés te cederá el paso, ya sea en coche o en un lugar estrecho (Japón está lleno de callejones donde apenas cabe un coche pequeño) donde estés caminando, el conductor te hará un gesto para que pases primero siempre, mientras que el coreano te «tumbará» si es necesario o te atropellará con tal de pasar primero. Pero a nivel de calle, o sea hablando con los coreanos de a pie, también se muestran muy amables aunque los japoneses lo son más.

Mientras que en Japón todo es organización y perfección, en las calles de Corea sufren del mal mexicano: caos, falta de respeto a las señales de tráfico y el peatón es víctima constante por lo que siempre hay que andar con cuidado. También hay más baches en Corea aunque si los comparamos con México es una cantidad casi ridícula, pero si viajas primero a Japón y luego a Corea, te darás cuenta de esos detallitos de manera inmediata.

Mientras los coreanos tienen mejor nivel de inglés y están más dispuestos a hablarte en ese lengua, en Japón es raro ver a alguien que te hable en inglés, hay casos, claro está, como un amable señor que me invitó a cenar. En este punto me detendré para contar tan agradable anécdota:

Leía The Tesseract de Alex Garland en un parque de Beppu (prefectura de Oita, al sur de Japón) cuando un anciano se acercó a mí y me empezó a hablar en un relativo buen inglés, me preguntó si podía sentarse en mi banca, asentí y me preguntó de dónde era, le dije que de México y se emocionó diciendo «Mekishiko!» y que qué bueno que no era gringo pues los gringos, dijo, eran estúpidos. Me empezó a caer bien. Hablamos un rato y me invitó a su casa para conocer a su esposa y para cenar, obviamente acepté, a diferencia de México aceptar cosas de extraños en países como Japón y Serbia es gratificante y en lo absoluto peligroso. Su esposa era pintora y no sabía inglés, él sí porque fue maestro de inglés en una escuela primaria; antes de llegar a su casa me presentó a su vecina que arreglaba su bello jardín y me puse a oler las flores, ambos me dijeron que mis facciones podrían gustarle a las chicas japonesas y cuando vimos a dos de ellas las detuvo para presentármelas, no sé si yo o ellas estaban más tímidas ante el hecho; ellas, colegialas de prepa, se fueron casi corriendo y enrojecidas (Japón es un país de sonrosadas y veloces colegialas), y él se disculpó (una actitud muy japonesa) por el hecho y me dijo que ojalá conociera a una japonesa para que su país no tuviera que envejecer tanto y se abriera más a los extranjeros con nueva sangre. A la hora del té su esposa me dio un montón de pastelitos que no pude acabarme y me tuve que llevar al hostal para doble-cenar esa noche y desayunar al día siguiente. El señor (que tenía 85 años de edad) me dijo que esperaba que en «Mekishiko» las personas fueran como los japoneses que, contrario a la creencia popular, se abren ante los extranjeros, en especial a los que puedan ofrecerle charlas tan interesantes sobre historia y tradiciones de sus países. Por estas simples experiencias ya valen mi ida a Japón, un país simple y sencillamente fantástico.

Entonces: olvida el mito de que los japoneses no son amables, es solo que no hablan mucho inglés, en este sentido los coreanos están más dispuestos a abrirse a los idiomas extranjeros, pero con un poco de esfuerzo o mejor dicho, con unas pocas sonrisas y un par de cervezas, tendrás a los japoneses en sus corazones. ¿Por qué he dicho cervezas? Porque la cultura japonesa en las horas después del trabajo es increíble: miles y miles de puestos de comida se llenan de oficinistas japoneses quienes beben y conviven con sus colegas consumiendo millones de litros por año de esta bebida, siendo uno de los países que más cerveza en el mundo consume.

En cuanto al tema de la sexualidad, los coreanos son mucho más abiertos que los japoneses; es común ver en Seúl a hombres agarrados de la mano y a parejas de mujeres saliendo con sus hijos, tanto homosexuales como heterosexuales demuestren afecto en los distritos modernos de la capital surcoreana. En Tokio no vi tanto esto aunque en los adolescentes hay mucha apertura ya que la juventud está muy sexualizada, como en el caso de los muy interesantes Maid Cafés de los cuales hablaré próximamente. Por ende Seúl es más cosmopolita y abierta a los extranjeros que Tokio que, sin embargo, es mucho más moderna, agradable e imponente como ciudad.

Mientras en Japón la opinión pública es más reservada, en Corea del Sur las personas tienen más consciencia política y salen a las calles a protestar, ¿esto es bueno? Quizá no, el hecho de que necesiten protestar es porque sus gobiernos son normalmente corruptos mientras que en Japón no hay necesidad ya que tienen un gobierno más “perfecto”, pero esto es una percepción muy personal.

En Corea del Sur hay muchas más banderas de su país que en Japón, quizá se deba a la necesidad de asumir un nacionalismo ante la pérdida de su “otra mitad” (Corea de Norte) mientras que Japón es un país sólido y unificado en todos los aspectos y por ende ya no necesita más símbolos físicos como las banderas.

El transporte público, impecable en ambos países, es más simple en Seúl que en Tokio, por poner de ejemplos a sus respectivas capitales, ya que el Metro de Seúl tiene un sistema más europeo occidental (y mexicano) en donde cada línea es exclusiva y por lo tanto no habrá problemas para llegar a tu destino y el sistema japonés es más parecido al sistema del Metro de Nueva York (y de Alemania en donde en Bonn me “desvié” al no saber de eso, de hecho el optibús, sistema BRT, en León también tiene este sistema) en donde cada línea no es exclusiva y en una misma pueden pasar dos o más rutas por lo que tienes que tener cuidado con cuál es la que tomarás. Pero por eso mismo las líneas de metro y trenes en Tokio son mayores, de hecho en conjunto (Metro, tren, cercanías, tren ligero, etc.), Tokio tiene más líneas ferroviarias que todo el país de Alemania junto, el país europeo con mejor infraestructura ferroviaria de Europa.

En resumen: Corea del Sur y Japón son países fascinantes, hay modernidad y un espíritu comunitario (japonés) y un espíritu individualista (coreano) que en conjunto se complementan cuando los visitas en un mismo viaje. Ambos países tienen conexión directa por avión con México así que saliendo de la Ciudad de México (a Seúl y a Tokio) o desde Monterrey (a Seúl) puedes disfrutar de ambos países. ¿Mi recomendación? Viajar a Japón y luego a Corea del Sur vía T’Way Air y disfrutar de la historia y cultura de estas potencias asiáticas.