Literatura de viajes: Érase una vez la URSS

Me gustaría hablar de otros temas relacionados con los viajes, como una especie de intervalos entre entradas más ad hoc al blog, como lo es la literatura de viajes. Ya había hablado de series de televisión y películas que te motivan a viajar, ahora lo haré de libros que también te motivan a que sigas con el espíritu de Wanderlust. En este caso me gustaría hablar de uno de mis libros de viajes favoritos, Érase una vez la URSS de Dominique Lapierre y Jean-Pierre Pedrazzini.

Amo viajar y cuando lo hago siempre escribo mis crónicas de viajes, quizá algún día las publique, quizá por partes en este blog. Un día me topé en una playa de España (Málaga) con un ruso que me habló sobre la Unión Soviética y me contó lo difícil que era viajar para ellos. Me llamaron sus palabras tanto la atención que comencé a indagar sobre la etapa comunista de su país, ¿se imaginan querer viajar al extranjero pero no hacerlo debido a que el régimen de tu país te lo prohibía? ¿Cómo sería al revés? Es decir: viajar de tu país libre a un país hermético. Hoy está de “moda» intentar viajar a Corea del Norte, el país más hermético del mundo, pero antes lo era viajar a la otrora poderosa Unión Soviética.

Dos periodistas franceses, Dominique Lapierre y Jean-Pierre Pedrazzini, quienes trabajaron como periodista y fotógrafo respectivamente para la famosa revista semanal Paris Match obtuvieron en 1956 la autorización del gobierno soviético de entrar a su país gracias a la intervención del ex-presidente francés, Vincent Auriol. Ambos, junto con sus esposas, hicieron el primer road trip de la guerra fría de la historia (por decirlo de alguna manera) desde París hasta el corazón de la URSS, en un periplo de trece mil kilómetros en coche (un Simca Marly 1) que los llevó primero a Polonia, así cruzando el occidente capitalista del oriente comunista. El libro está lleno de fotos, tomados por el periodista soviético “Slava” (nombre genérico eslavo que se usó para no meterlo en problemas debido a que tanto el gobierno ruso como el periodista que éste asignó a los periodistas franceses, pensaron que el reportaje que harían sería idílico y no crítico y al final no fue del todo así).

En su libro hay varias fotos que tomaron a los paisajes y a la gente (algunas sin permiso de Slava), tan amable en los países comunistas, y tan sorprendida de ver extranjeros en sus país. Entrevistaron a muchos de ellos, hicieron que Slava se sintiera incómodo cada vez que una persona decía algo que contradecía la versión oficial de Moscú. Es verdaderamente un interesante documento para los que gustan de la historia de la Unión Soviética o los viajes en general. Tanto Lapierre como Pedrazzini recibieron felicitaciones en Francia por su labor en el este europeo; hay que recordar que los últimos años de la década de los cincuenta fueron extraños para la relación entre Occidente y Oriente debido a que la Guerra Fría se acercaba a su clímax: la crisis de los misiles, Cuba, el Muro de Berlín, etc.

En escueto resumen: Un excelente libro sobre la hermética Unión Soviética durante la guerra fría narrado en forma de crónicas de viaje, una narrativa de dos viajeros y periodistas que emocionan a quienes nos gusta la historia y viajar.